¿Qué hacer cuando un niño no hace caso?

Muchas son las ocasiones en las que los niños no quieren hacer caso, la mayoría de las veces no atienden a razón y entran en conflicto y enfado. Si en esos momentos los padres/madres pierden los papeles sin darse cuenta, estarán instaurando en el niño que cuando les venga una situación difícil ellos la resuelvan desde el enfado, no verán otras opciones.

Si en esas ocasiones en los que no hacen caso mantenemos la calma y la serenidad entonces los niños aprenderán a través del ejemplo que hay que mantener la calma y la serenidad en situaciones difíciles. La mayoría de las veces los niños aprenden por imitación, de ahí que constantemente debamos prestar atención y conciencia a nuestra forma de ser y actuar delante de ellos. Lo queramos o no estamos enseñando a resolver situaciones y aprender a desenvolverse en la vida desde nuestro actuar.

En las familias pasan acontecimientos que si los extrapolamos a la vida de un adulto es muy probable que encontremos el mismo tipo de situaciones. Un padre o una madre le dice a su hijo que haga algo, el niño no comprende porque se le manda a hacer algo que no le gusta, pero tiene que hacerlo sí o sí. En la mayoría de ocasiones el estrés y la velocidad de la vida ni siquiera permite que le demos una explicación del porqué, si paramos y pensamos por un momento ¿cuántas veces tenemos que hacer algo en la vida de adultos por obligación? ¿Tal vez es un jefe/a el que nos lo manda? Es posible que sea incluso nuestra pareja y tenga que ver con algo de la casa.

Si de pequeños les ayudamos a comprender desde el cariño, con paciencia, con respeto y mucho amor la importancia y necesidad de que hagan algo, también podremos ayudarles a que cuando sean adultos ellos mismos razonen de la importancia de cumplir con sus obligaciones, algunas les gustarán y otras no, aunque de esa forma siempre intentarán razonar desde la calma y la serenidad que se les transmitió de niños y con tanto amor les enseñaban sus padres.

Pautas para cuando un niño no hace caso

No perder la calma ni la serenidad.

Ayudar a que el niño entienda desde el razonamiento el por qué es necesario que haga eso.

Intentar que los razonamientos no se basen en el miedo o las amenazas.

Fomentar que ellos aprendan a razonar, incluso como un juego. ¿Por qué crees que es importante que hagas esto? “Vestirte solo” “Ponerte los zapatos” “ir al colegio” “hacer los deberes” “estudiar” “recoger tu habitación” “lavarte los dientes” “no pedir a todas horas que te compremos cosas”

Desde el razonamiento de un adulto podemos encontrar respuestas a todas las situaciones anteriores. Si esperamos a hablarlas al momento de conflicto es posible que su propio enfado no les deje ver más allá, pero si buscamos el momento más receptivo que podamos y les hablamos con cariño y de forma que les resulte atractiva para ellos, abrirán su corazón y comprenderán desde lo más profundo de su ser.

El ejemplo es el camino de la enseñanza y la integración, el amor y los valores nos permiten llegar al corazón y hablar desde lo más profundo del ser. Esto ayuda a que los niños aprendan a resolver desde bien pequeños conectando con su luz interior y entrando en calma ante el conflicto.








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