Si en esas ocasiones en los que no hacen caso mantenemos la
calma y la serenidad entonces los niños aprenderán a través del ejemplo que hay
que mantener la calma y la serenidad en situaciones difíciles. La mayoría de
las veces los niños aprenden por imitación, de ahí que constantemente debamos
prestar atención y conciencia a nuestra forma de ser y actuar delante de ellos.
Lo queramos o no estamos enseñando a resolver situaciones y aprender a
desenvolverse en la vida desde nuestro actuar.
En las familias pasan acontecimientos que si los
extrapolamos a la vida de un adulto es muy probable que encontremos el mismo
tipo de situaciones. Un padre o una madre le dice a su hijo que haga algo, el
niño no comprende porque se le manda a hacer algo que no le gusta, pero tiene
que hacerlo sí o sí. En la mayoría de ocasiones el estrés y la velocidad de la
vida ni siquiera permite que le demos una explicación del porqué, si paramos y
pensamos por un momento ¿cuántas veces tenemos que hacer algo en la vida de
adultos por obligación? ¿Tal vez es un jefe/a el que nos lo manda? Es posible
que sea incluso nuestra pareja y tenga que ver con algo de la casa.
Si de pequeños les ayudamos a comprender desde el cariño,
con paciencia, con respeto y mucho amor la importancia y necesidad de que hagan
algo, también podremos ayudarles a que cuando sean adultos ellos mismos razonen
de la importancia de cumplir con sus obligaciones, algunas les gustarán y otras
no, aunque de esa forma siempre intentarán razonar desde la calma y la
serenidad que se les transmitió de niños y con tanto amor les enseñaban sus
padres.
Pautas para cuando un
niño no hace caso
No perder la calma ni la serenidad.
Ayudar a que el niño entienda desde el razonamiento el por
qué es necesario que haga eso.
Intentar que los razonamientos no se basen en el miedo o las
amenazas.
Fomentar que ellos aprendan a razonar, incluso como un
juego. ¿Por qué crees que es importante que hagas esto? “Vestirte solo”
“Ponerte los zapatos” “ir al colegio” “hacer los deberes” “estudiar” “recoger
tu habitación” “lavarte los dientes” “no pedir a todas horas que te compremos
cosas”
Desde el razonamiento de un adulto podemos encontrar
respuestas a todas las situaciones anteriores. Si esperamos a hablarlas al
momento de conflicto es posible que su propio enfado no les deje ver más allá,
pero si buscamos el momento más receptivo que podamos y les hablamos con cariño
y de forma que les resulte atractiva para ellos, abrirán su corazón y
comprenderán desde lo más profundo de su ser.
El ejemplo es el camino de la enseñanza y la integración, el
amor y los valores nos permiten llegar al corazón y hablar desde lo más
profundo del ser. Esto ayuda a que los niños aprendan a resolver desde bien
pequeños conectando con su luz interior y entrando en calma ante el conflicto.