Cuando un adulto está en contacto con un niño, es posible
que a menudo entre en la emoción del niño y se deje atrapar por ella. Si el
niño está enfadado el adulto se enfada, si el niño está alegre el adulto se
mueve en la alegría, si el niño está triste normalmente el adulto intenta
alegrar al niño y no entra en esa emoción. Y entonces ¿por qué el adulto no entra
en la emoción de la tristeza y sin embargo la rabia le atrapa de lleno?
A menudo suele ser porque la rabia de un niño es mucho más
potente que su tristeza, la tristeza te va atrapando poco a poco, mientras que
la rabia es inmediata. Si contemplamos que todas las emociones son vibraciones,
y que tanto podemos movernos en una vibración elevada como en una emoción de
baja vibración, y la emoción de una persona puede atrapar a otra, pues desde
esa perspectiva podemos trabajar para que las emociones de los niños no nos
atrapen.
Si un adulto está en un lugar concreto, bien pueda ser una
tienda o en el super, y un niño entra en rabia porque quiere que le compren
algo, o bien porque se quiere ir a casa a jugar, el adulto puede gestionar sus
emociones para que la vibración de enfado del niño no le atrape. Para ello en
ese momento puede respirar y observar su zona abdominal, mantener la relajación
muscular en esa zona, permitir que la respiración expanda y el abdomen vaya hacia
fuera y hacia dentro. De este modo estaremos consiguiendo relajar y mantener
las emociones dentro de una estabilidad, si no nos atrapa la emoción del niño
es más fácil gestionar esa situación desde la calma y percibiréis como poco a
poco vuestra vibración va calmando al niño. Esto es debido a que si las
emociones pueden cambiar la vibración de una persona, manteniendo la calma este
proceso se puede invertir, y sobre todo, cuando se trata de que un adulto
transmita un estado de tranquilidad a un niño .
Una vez hemos logrado que el niño se calme, podemos esperar
a que el este en un estado más receptivo y es ahí cuando podemos hablarle del
comportamiento que ha tenido. Desde la calma, el amor y la apertura siempre
podremos llegar de corazón a corazón, pues nos estaremos moviendo en una
vibración de amor y comprensión. Los niños poco a poco irán comprendiendo e
integrando, si esta pauta la vamos haciendo de forma diaria, no sólo le
habremos transmitido a los niños como conectar con la calma a través de nuestro
ejemplo, sino que además nosotros habremos aprendido a autocontrolarnos.
Resumen para mantener la calma en la tempestad
1º Paso
En primer lugar,
cuando una situación comience a desbordaros, llevar vuestra atención al abdomen
e intentad mantener una respiración fluida y relajada. Para ello debéis
permitir que vuestra zona abdominal se expanda hacia fuera con la inspiración y
vuelva a su sitio con la espiración. Antes de reaccionar intentad conseguir
esto, sin quitar la atención de esta zona y manteniendo este estado de
relajación abdominal, podéis gestionar con calma la situación.
2º Paso
No le des importancia
a lo que pensará la gente de vuestro entorno, porque el mejor ejemplo que
podéis mostrar es un estado de calma ante la tempestad. Cuanto mayor sea la
tempestad emocional, más calma debéis intentar tener y de ese modo estaréis
ayudando a los niños a conectar con la tranquilidad.
3ºPaso
Cuando los niños
estén receptivos es el momento de hablar con ellos e intentar explicarles la
situación para que puedan comprenderla, desde ese estado ellos pueden integrar
mejor y poco a poco empezarán a cambiar su comportamiento si de verdad llegan a
comprender. La paciencia del adulto nunca se debe agotar para este tipo de
situaciones, pues de ello depende el aprendizaje del niño.
Consulta escrita por Liberto Bosch